La recreación: necesidades y beneficios a lo largo de la vida

Autor: Carla E.S. Tabourne y Jerry G. Dickason
Fuente: Boletín de la Fundación Paso a Paso Marzo/Abril 2002 Vol. 12. No. 2

http://www.pasoapaso.com.ve/boletin/boletin_12_2.htm#cuatro

Algunas veces los proverbios se confirman reiteradamente. Por ejemplo, aquel que reza: “No se logra ver lo que se tiene debajo de la nariz” (refiriéndose a lo que debe resultar obvio). Es ese el caso en relación con el rol vital que desempeña la recreación, el ocio y el juego en nuestras vidas. Con frecuencia descalificamos la importancia de estas funciones en el desarrollo del ser humano, tildándolas de frívolas.

Fácilmente reconocemos el valor del juego para los niños pero dejamos de reconocer su valor en los adultos. Con frecuencia sólo alcanzamos a comprender la importancia de la recreación y el ocio cuando no tenemos o tenemos oportunidades limitadas de experimentar sus beneficios o cuando nuestra habilidad para adquirir, perfeccionar y mantener destrezas no laborales se encuentra frustrada. El ocio y la recreación son ingredientes para una vida significativa para las personas de todas las edades.

Para asegurarnos de incorporar actividades satisfactorias de recreación en cada etapa de la vida, debemos comprender los intereses, habilidades y necesidades de las personas al igual que tener una percepción amplia de cómo la recreación puede encajar y proporcionar beneficios en la vida de las personas de diferentes edades.

A continuación, señalamos algunas de las consideraciones relacionadas con la recreación, el ocio y el juego a lo largo de la vida adulta, comenzando a partir de los años de transición entre la niñez y la adultez.

Adolescencia.

La adolescencia es un período de rápidos cambios físicos y psicosociales. Durante la adolescencia, los jóvenes exploran y toman algunos riesgos calculados, asumiendo y experimentando ciertos roles de adulto. Comienzan a definir, planificar y actuar en función de quienes desean ser y lo que desean hacer en el futuro. A medida que los adolescentes maduran, pueden comenzar a comprender realmente el significado del ocio, al compararlo con el esfuerzo y trabajo que se requiere en el sitio laboral.

Las actividades recreativas apropiadas deben tomar en cuenta las necesidades de los adolescentes de sentirse aceptados por sus pares, de explorar relaciones con sus pares de ambos géneros, y de experimentar con cierto nivel de independencia la toma de decisiones.

El planificar y participar en fiestas o en reunirse en grupo para asistir al cine son dos actividades comunes de la adolescencia y en las cuales pueden participar fácilmente los jóvenes con discapacidad cognitiva (…)

Adultez temprana (entre los 16 y los 30 años)

En esta etapa, las jóvenes aprenden a asumir mayor responsabilidad sobre si mismos, a definir sus propios valores y creencias y a evaluar su influencia en la sociedad. Se espera que los jóvenes adultos sigan sus propias inclinaciones a nivel laboral y no laboral. Frecuentemente, el compartir preferencias recreativas contribuye a que surjan y se desarrollen relaciones significativas con otras personas con intereses comunes.

Los jóvenes adultos con discapacidad cognitiva necesitan establecer con sus familias planes concretos para su futuro. Estos planes incluyen decisiones relacionadas al trabajo, relaciones personales, opciones residenciales, decisiones médicas y de empleo del tiempo libre. Las familias y las organizaciones deben promover y reforzar la independencia, la toma de decisiones, las destrezas sociales y otras habilidades en los propios entornos de la comunidad frecuentados por los jóvenes.

Actividades recreativas tales como hacer camping, practicar juegos de mesa y de salón, ofrecen excelentes oportunidades para trabajar las diversas áreas, al igual que desarrollan y fortalecen las relaciones personales, los intereses y las destrezas aplicables al entorno laboral.

Adultez intermedia (entre los 30 y los 60 años)

Esta etapa se caracteriza por la redefinición de la persona. Las personas usualmente intentan equilibrar sus necesidades individuales con las necesidades de aquellos por quienes son responsables.

Es una etapa para definir lo que constituye el ocio y su valioso rol en la vida. Con frecuencia, la persona escoge actividades que puedan disfrutarse con otras personas significativas en su vida. Algunas veces se eligen actividades que se realizan en forma independiente y pueden entrelazarse con la actividad laboral.
La jardinería es sólo un ejemplo de una actividad que puede disfrutarse en forma individual o grupal en esta etapa de la vida. Además de los beneficios evidentes a nivel de motricidad fina y gruesa, la jardinería fomenta la creatividad, la resolución de problemas y el asumir responsabilidades en relación con otros seres vivos.

Relacionadas con la jardinería, surge la elaboración de arreglos florales y muchas otras actividades que no plantean criterios específicos de éxito y en las que resulta gratificante tanto el propio esfuerzo como el producto final.

Otra actividad común durante esta etapa de la vida es viajar. Viajar ofrece a las personas con discapacidad oportunidades para ampliar su visión del mundo y de la variedad de sus habitantes (…)

Mientras la persona hace jardinería, viaja o realiza otros emprendimientos similares, suele conocer personas que comparten sus intereses, disfrutando así de una camaradería que trasciende las diferencias y celebra las semejanzas.

Adultez tardía

Dentro de este grupo, los más jóvenes retoman actividades y disfrutan realizarlas nuevamente con personas mucho menores(…) A medida que estos adultos contemplan lo que constituye para ellos una ocupación de ocio significativa, las actividades preferidas del pasado pueden ser retomadas, modificadas y vivenciadas en una forma diferente. Pueden también emprender nuevas actividades que apenas soñaron en su juventud.

En esta etapa, el ocio se asocia con una dimensión espiritual (ocio = paz). A medida que los adultos envejecen, con frecuencia las actividades recreativas que eligen son determinadas, al menos en parte, por factores sobre los cuales tienen un control limitado, tales como su vigorosidad y el acceso físico a las oportunidades en la comunidad.

En esta etapa, el jugar resulta una estrategia importante para ajustarse a los cambios biológicos y del entorno, y puede resultar la clave para que estas personas conserven algún sentido de control personal y permanezcan como miembros vitales y valiosos en la sociedad. Las actividades de ocio pueden así adquirir un valor realzado como actividades participativas, necesarias para un envejecimiento saludable. Los aspectos terapéuticos de las actividades se tornan de gran importancia para mantener las destrezas cognitivas y psicosociales, al igual que las habilidades motoras.

En esta etapa tardía de la vida, es probable que las personas pierdan progresivamente la capacidad de realizar ciertas tareas sin ayuda, requiriendo con frecuencia mayor ayuda que en años anteriores para participar en actividades de recreación.

Conclusión

Los padres que estén conscientes de la necesidad de actividades de expansión en todas las etapas de la vida, y que comprendan los beneficios del juego y del desarrollo de destrezas a través de la recreación, se asegurarán de no descuidar estas importantes dimensiones de la vida, particularmente a medida que sus hijos alcanzan la adolescencia y la adultez. Al incorporar actividades de ocio dentro de la rutina diaria de la familia, los padres podrán ejemplarizar y reforzar un estilo de vida saludable y la independencia de sus hijos.

Sobre los autores: Carla E.S. Tabourne es Profesora Asociada en la División de Recreación, Parques y Estudios del Ocio, University of Minnesota; Jerry G. Dickason es Profesor en el Departamento de Profesiones de Salud, Educación Física, Recreación y Estudios del Ocio, Montclair State University (New Jersey, EE.UU.)

Una respuesta

  1. tiewne razon …………………………mucha razon

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